jueves, 13 de agosto de 2015

Hasta cuándo?

Ayer terminé de leer el libro "La Danza de los Cuervos" de Javier Rebolledo. No había querido hacerlo antes, en verdad no me había atrevido. Me daba miedo despertar violentamente esa parte de mi vida que, si bien me acompaña todo los días, logro mantener relativamente adormecida, gracias a la risa de mis hijos, las travesuras de mis nietos y el amor de mi compañera. Sin embargo creo, aunque me critiquen, que ese recordar es necesario, para renovar el compromiso con la Verdad y el desprecio a los asesinos.
 
Es un libro que da cuenta del infierno y el horror que le toco vivir a centenares de compañeros y del terror colectivo al que fue sometido nuestro país por casi 20 años a esa "Cultura de la Muerte" que se pasea aún en gloria y majestad por las calles de Chile.
 
Se muestra una parte de esa historia aterradora que se vivió entre 1973 y el 2000 y deja muy claro que ese crueldad era INSTITUCIONAL, que era política de Estado, que era avalada por "Instituciones" como el Poder Judicial y las FFAA, apoyada por los medios de desinformación masiva en poder de los Grupos Económicos (para los cuales la DINA hacia el "trabajo sucio") y por los mismos que hoy, desde RN y la UDI, quieren seguir convenciendo al país que fueron "desmanes de algunos", que „ya es hora de olvidar“ o que simplemente todo es mentira y aqui nunca paso nada.
 
En la „Danza de los Cuervos“ se relata el horror, en toda su brutal dimensión., algo nada fácil. Cómo relatar, cómo dejar constancia de las violaciones a los derechos humanos, de las torturas sin nombre a las que fueron sometidos tantos compañeros?
 
Cómo contarles, como explicarles a las generaciones futuras y a nosotros mismos, la crueldad de la que los agentes de la DINA eran capaces, si no encontramos ni siquiera las palabras para describir lo que hicieron?
 
El Cuartel Simón Bolívar fue una Carcel Secreta para EXTERMINAR a los opositores a la Dictadura, principalmente al PC. Pero, conocemos ya toda la verdad? Cuántos compañeros faltan? Cuántos lugares del horror, cuanto sufrimiento vivido aún se desconocen?
 
Los chilenos, estemos donde estemos, tenemos una deuda eterna con las victimas del horror. con nuestros hermanos-compañeros, con aquellos de los cuerpos destrozados por los corvos, los golpes y la corriente, reventados a palos y patadas, asesinados con gas sarín o con cianuro, estrangulados y asfixiados, lanzados al mar o al fondo de minas, pozos y barrancos, quemados con sopletes o dinamitados.
 
Ellos dejaron escrito con su sangre, un ejemplo que ha de perdurar por los siglos de los siglos: el valor del COMPROMISO y de la DIGNIDAD!
 
Muchas veces me digo „tuve la suerte“ de que mis familiares salieron con vida de la Academia de Guerra, de Ritoque y de Tres Alamos, de Chacabuco, de Dawson y de la Penitenciería.
 
„Tuve la suerte“ de que muchos de ellos pasaron, en un tiempo relativamente corto, de "desaparecidos" a detenidos reconocidos.
 
„Tuve la suerte“ de que gran parte de mi familia salió al exilio o sencillamente fue expulsada del país, obligandonos a vivir en tierras extrañas, a quedar muchas veces sin futuro y a vivir un presente permanentemente lleno de pasado.
 
Tuve la suerte?
 
Me tengo que „alegrar“ de que SÓLO los maltrataron, los humillaron, los colgaron, "parrillaron", patearon en el suelo, de que simularon fusilarlos. y tantas otras crueldades que prefiero no contar?
 
Tengo que „alegrarme“ de que hallan lanzado a mi abuelo a las frias aguas del Estrecho de Magallanes y lo dejaran con sus ropas mojadas, semicongelado, con su diabetes y su gota, protegido sólo por su tremendo humanismo y su firmeza?
 
Hasta cuándo mi cuñada y mi compañera tendrán que "conformarse" con que su tio, su padrino Manuel Vargas, entró un 7 de agosto a vivir el horror y a convertirse en un mártir?
 
Hasta cuándo la sociedad chilena y su injusticia seguirán relativizando y/o negando lo sucedido?
 
Hasta cuándo las FFAA seguiran ocultando la verdad y protegiendo a los asesinos, a esos mismos que en medio de las sesiones de tortura reían, se tomaban un café y se comían un sandwich?
 
Hasta cúando los asesinos seguiran recibiendo pensiones millonarias y „detenidos“ en prisiones de 5 estrellas, recibiendo cuidados y atención médica de lujo?
 
Hasta cuándo seguirán dejando en libertad a asesinos como Miguel Pablo Muñoz y Alejandro Sáez Mardones, condenados por crímenes de lesa humanidad?
 
Hasta cuándo?
 
Cómo podríamos olvidar el que un momento a otro nos cambiaron la vida?
 
Cómo olvidar las lágrimas de mi padre, que lloraba de impotencia al ver como sucesivamente, su suegro, sus cuñados y demás familiares caían uno trás otro en las manos de la SIFA o del Èjercito y que ya no habían más casas de seguridad donde tener a mi tio Mario y que él mismo estaba siendo buscado por los servicios de inteligencia?
 
Cómo olvidar los momentos en que, con mi padre, escondidos en casas de amigos, nos preparabamos, nerviosos y esperanzados, para ir al Estadio Nacional a ver si aparecían en alguna lista los nombres de mis tios Julio y Osmán y de otros parientes que habían sido detenidos?
 
Cómo olvidar que de niños que se asomaban a la pubertad, nos convertimos en „niños-jovenes-adultos“ que perdían paulatinamente la capacidad de reir, que en vez de jugar y de tener los primeros amores, acompañabamos a la abuela y a mi madre, buscando en las cárceles a los familiares detenidos que nadie reconocía, sabiendo que a ellas también las podían detener en cualquier instante?
 
Cómo olvidar a todos esos que dieron vuelta la cara, que se cambiaban de vereda para no tener que saludar, por miedo u oportunismo?
 
Cómo olvidar a aquellos que no se amilanaron y siguieron caminando hacia el futuro?
 
No nos pidan que olvidemos, porque llevamos una carga de dolor por ya más de 40 años.
 
Más de 40 años en que nos robaron la Patria, la familia y la alegría. A más de uno, ese peso lo ha destruido.
 
Y es por eso que siento también la necesidad de dar gracias a la vida y a mi gente
 
Un abrazo a los centenares y miles de niños de esa época con los que comparto ese pasado tremendamente doloroso, con los que crecimos y nos hicimos adultos en medio primero del terror y luego del exilio!
 
Un ABRAZO grande a mis padres, Omar y Tatiana y a mi hermana Leila. A mis hijos, Luciano, Rodrigo y Pablo, y a mis nietos, Melanie, Cristina y Rodrigo Alejandro. Y por sobre todo a Olga, mi compañera.
 
Un GRACIAS grande y con mayuscula a mis abuelos, Julio y Ana, a mi tio Osmán y demás familiares
 
Un abrazote a la distancia a mi cuñada Cecilia, a Fernando y mis sobrinas.
 
Una sonrisa agradecida a mis amigos y compañeros de siempre, a los de toda la vida, a Cecilia, la doctora, a Quico, a Manuel y Cristina, a German y Daniela, a Luis, Luis Jr. y a Carito, a Nelson y a todos aquellos que ya no están.
 
Quisiera seguir escribiendo, gritando mi dolor y mi rabia ante tanta horror y tanta injusticia, pero no puedo. Mis ojos estan anegados en lágrimas y necesito volver a calmarme.
 
Ni olvido ni perdón!
 
Nada ni nadie está olvidado!
 
Honor y gloria eterna a nuestros héroes y mártires!

No hay comentarios.: