Ayer, 6 de mayo, 20 horas, MUSIKVEREIN de Viena,
uno de los lugares más importantes y prestigiosos de la música mundial. La Casa
de Furtwängler, de Löwe y Brahms, de Rubinstein y Karajan.
Ahí, en la "Sala de Vidrio", la magia, la mística, la hermosura de las leyendas k’iche recogidas en el Popol Vuh y relatadas magistralmente por Michael Köhlmeier se encontraba con la música de los pueblos originarios de Bolivia, Chile y Perú, interpretada con fuerza y sentimiento por PACHAMANKA (grupo compuesto por 5 chilenos, un boliviano y un colombiano. Es decir, 7 hermanos latinoaméricanos).
Y así, entre colibríes mágicos, mazorcas de maíz, jaguares y hombres de pies negros, nos enterabamos de como los dioses crearon el mundo, los valles y las montañas, del nacimiento del Ser Humano y de como se pobló la tierra. Conocimos de la rana reina y de que el amor -así como la envidia y los celos- han existido siempre.
Escuchabamos acordes que nos trasladaban al centro de la cultura Tiahuanaco y al Collasuyo, para encontrarnos con la espiritualidad de pueblos milenarios, con las llamas y el Inti Punku.
En el centro de Europa, Viracocha saludaba a Hunab Ku y
nosotros, anclados en estas tierras, sentiamos la historia, embrujados por una
cosmovisión maravillosa e inspiradora.
Eramos uno con nuestros pueblos, con sus sueños, penas y dolores, esperanzas, sonrisas y alegrías.
Eramos uno con nuestros pueblos, con sus sueños, penas y dolores, esperanzas, sonrisas y alegrías.
Nos sentiamos agradecidos de quienes, como nuestros compañeros músicos, no descansan en dar a conocer nuestros valores culturales, con calidad y una tremenda dignidad.
Y si por ahí corrió alguna lagrima, fue de orgullo, de sentirse tremendamente
latinoaméricano.
Gracias Michael, gracias PACHAMANKA!!!!
Eric