viernes, 31 de julio de 2009

Una fecha que no puede pasar inadvertida!


Con motivo de cumplirse 30 años de la desaparición física de Julio Palestro Rojas.

¡Semblanza de Julio Palestro Rojas!


Un primero de noviembre de 1908, nacía en la Isla de Chiloé, Julio Palestro Rojas, hijo de Aquilina Rojas Gonzáles, mujer de campo, nacida en San Esteban de Aconcagua Arriba, antiguo Departamento de San Felipe y Pedro Antonio Palestro Núñez, copiapino de Los Loros.

La familia llegó a San Miguel cuando Julio tenía la edad de 6 años. El padre, músico del Ejército con el que ya habían recorrido medio Chile, había sido trasladado a Santiago y allá partieron todos, asentándose en la zona de la línea del antiguo Ferrocarril de Circunvalación.

Muy tempranamente muere el padre, y Julio tiene que entrar a trabajar en lo que venga para ayudar a su madre y así contribuir a mantener a sus hermanos menores.

Julio que aún no cumple los 15 años y con el sentido del deber que caracterizó su paso por la vida, asume la responsabilidad y, tanto en el plano material, cómo en el plano moral la cumple con la inmensa tarea adquirida. Sacrificó su juventud, trabajando de tornero, sin dejar de asistir a un Liceo Nocturno, terminando así sus estudios secundarios.

Lector incansable, sabía de arte, de literatura, de historia. Su labor de Mecenas, su Pinacoteca, su amor por las Artes, ¡si su casa de San Joaquín (Carlos Valdovinos), centro de las reuniónes familiares, llegó a ser prácticamente un museo!

Muchas de esas pinturas que él, durante años coleccionó, tuvieron que ser vendidas a lo que fuera, para poder mantener a la familia en los años de la dictadura.

Julio ingresó al Partido Socialista de Chile a los pocos meses de ser éste fundado, guíando por el mismo camino a sus hermanos y demás familiares. Debe ser esta una de las razones por las que se decía que un Palestro era primero inscrito en el partido y luego en el registro civil.

A mediados de los 1930, los Palestro vivían cerca del Zanjón de la Agüada, zona que como decía Mario Palestro „vivía la gente más pobre y olvidada de la mano de Dios“. ¡A Julio y a sus hermanos no les tenían que contar lo que era la injusticia, la pobreza, el pasar hambre! Él y sus hermanos lo veían y lo vivían día a día. De ahí la firmeza en sus principios y el convencimiento absoluto en que lo único que podían perder eran las cadenas.

En 1938 es elegido el primer Regidor socialista en San Miguel, luego pasaría a ser el primer Alcalde del PS en esta Comuna proletaria. En lo partidario fue varias veces miembro del Comité Central, miembro del Estado Mayor y Comisario Nacional de las Milicias Socialistas.

Fue un militante que cumplió siempre con las tareas que el Partido le encargó.  Su cariño por su Partido Socialista y SU Seccional 4 de Junio, una Seccional con historia de lucha y nombre de combate, lo llevaron a estar siempre en la primera línea.

Pero Julio no era un hombre de la „vía violenta“, nunca lo había sido, lo que no lo transformaba ni en un „reformista” y mucho menos en un „miedoso“. Sus armas eran los argumentos, la palabra clara, la confianza en lo correcto de las ideas que sustentaba, la fuerza del que se siente parte de una nueva historia nacida de la raíz misma del pueblo.

Y esas armas las empleó con todas sus consecuencias, transformándose en un líder indiscutido y a la vez respetado y querido, por sus familiares, sus camaradas de partido, el pueblo sanmiguelino y de la Zona Sur de Santiago e incluso por muchos de sus „contrincantes” políticos.

Muchos hechos que marcan a San Miguel y al movimiento obrero y popular están íntimamente ligados a él. Grandes fueron sus aportes y logros en la educación, en el deporte, en el desarrollo económico y social de la Comuna. La transformación de la Chacra Ochagavía, los avances en el alumbrado público, la pavimentación y el alcantarillado y tantas otras cosas.

Cultura y acción política unidas en un mismo nombre, ¡JULIO! La creación del Teatro Municipal y la Casa de la Cultura de San Miguel, con las cuales se rompía el monopolio sobre la cultura ejercido por la podrida „élite“ reaccionaria, estarán por siempre unidas a su nombre.

Ahí está la memorable toma de los terrenos donde se erigió valiente la Población „La Victoria” y otras similares ocurridas en tiempos en que él era Alcalde de la Comuna, para darle techo a miles de pobladores.

Julio y sus hermanos hicieron de San Miguel un baluarte socialista y popular. Por eso era lógico que la Seccional 4 de Junio fuera la más grande del país, con miles de militantes. Y así también que ¡la mayor resistencia durante la dictadura se diera en San Miguel!

Si San Miguel fue tempranamente una Comuna en donde se podía vivir dignamente, fue también gracias al esfuerzo y dedicación de Julio Palestro Rojas y sus hermanos Mario y Tito.

Y es que los Hermanos Palestro, TODOS, fueron por su vida y su pensamiento, figuras, emblemáticas, símbolos y expresión cabal del socialismo y del pueblo.

Al asumir Salvador Allende la presidencia de la República habló con mi abuelo y le planteó que su deseo era que representara a Chile en Brasil como embajador. Mi abuelo prefirió quedarse en Chile. Por su capacidad, el compañero Allende le encomendó entonces la Gerencia de la Polla Chilena de Beneficencia, empresa a la que modernizó e hizo más efectiva.

Tras el Golpe, los criminales que se robarían luego medio país, intentaron montajes que vinieran en detrimento de la altura moral y ética de Julio. Fracasaron rotundamente ya que bajo su administración, en la Polla Chilena de Beneficiencia no se perdió ni un rollo de papel higiénico! Mi abuelo, ¡mi Tata!, Julio Palestro Rojas, fue un POLÍTICO de los que hoy escasean o sencillamente ya no hay. ¡Mi abuelo era un hombre bajito pero su estatura moral era la de un gigante!

Para el Golpe él se encontraba enfermo, aquejado de una diabetes crónica y de una gota que le atormentaba y así vivió los momentos -pocos días serían- del „militante clandestino“. Sin recursos, se ocultó a los ojos de los que estaban transformando a nuestra patria en una gran cárcel e inmenso cementerio.

Me recuerdo hoy, muy nítidamente, de aquel día, a mediados de septiembre de 1973, en que mi abuelo pasaría a ser un “prisionero de guerra” más de la dictadura. Chile olía a traición fascista pero también a dignidad y valentía allendista.

Me despedí de él en el patio de una casa de una prima hermana de mi padre. Me entregó como recuerdo una cajita en donde él guardaba su sacarina, como queriendo decir, ya no la voy a necesitar……

Lo abracé, lloré como niño que era y, a la vez, como hombre en el que muy prematuramente me estaban obligando a convertirme. Le decía ADIOS a mi abuelo adorado, la persona que ha sido mi guía y con quien todos los días de mi vida he mantenido un „diálogo cómplice y silencioso”. Lo despedía hacia un futuro incierto. Varios años después lo volvería a ver en Suecia.

Sufrió la Cárcel, primero en la Escuela Militar y posteriormente en la Isla Dawson, luego estuvo con arresto domiciliario. En junio de 1977, con la salud ya bastante deteriorada por la falta de una adecuada atención médica, sale del país acompañado de sus hijos menores y de su esposa y compañera, Ana Velásquez, mujer maravillosa y valiente, que jamás se ha doblegado ante nada ni nadie.

El lugar de destino y donde ya se encontraban dos de sus hijos (Gonzalo y Julio) era Suecia, país solidario donde recibió asilo político y vivió sus últimos días ocurrida el 31 de julio de 1979.

Sus grandes dolores fueron ver a su familia acosada, perseguida y repartida por el mundo, así como a su partido dividido. Su gran orgullo fue ver que en su familia, nadie abandonaba la lucha.

Cuando mi abuelo emprendió su último viaje, yo me encontraba al otro lado del planeta, intentando ser fiel a sus enseñanzas. ¡Como me duele el no haber podido estar junto a él en ese momento!

Fue un padre cariñoso y querendón, así como un abuelo incomparable. Sus nietos, los que tuvimos la suerte de conocerlo, jamás lo hemos olvidado y lo sentimos presente a cada minuto, por qué él, para nosotros, no ha muerto,

Hoy se ha de sentir orgulloso, su legado y el de sus hermanos, quedaron para siempre presentes en la historia y la memoria de su querido San Miguel.

¡Julio Palestro Rojas es de los imprescindibles!

¡Julio Palestro Rojas no ha muerto, él es de los hombres que nunca mueren!

¡Julio Palestro Rojas jamás será olvidado!

¡Contra el presente vergonzante, el socialismo surge ya!