Con motivo de cumplirse 30 años de la desaparición física
de Julio Palestro Rojas.
¡Semblanza de Julio Palestro Rojas!
Un primero de noviembre
de 1908, nacía en la Isla de Chiloé, Julio Palestro Rojas, hijo de Aquilina Rojas
Gonzáles, mujer de campo, nacida en San Esteban de Aconcagua Arriba, antiguo
Departamento de San Felipe y Pedro Antonio Palestro Núñez, copiapino de Los Loros.
La familia llegó a San Miguel cuando Julio tenía la edad de 6 años. El padre,
músico del Ejército con el que ya habían recorrido medio Chile, había sido trasladado
a Santiago y allá partieron todos, asentándose en la zona de la línea del
antiguo Ferrocarril
de Circunvalación.
Muy tempranamente
muere el padre, y Julio tiene que entrar a trabajar en lo que venga para ayudar
a su madre y así contribuir a mantener a sus hermanos menores.
Julio que aún no cumple los 15 años y con el
sentido del deber que caracterizó su paso por la vida, asume la responsabilidad
y, tanto en el plano material, cómo en el plano moral la cumple con la inmensa
tarea adquirida. Sacrificó su juventud, trabajando de tornero, sin dejar de
asistir a un Liceo Nocturno, terminando así sus estudios secundarios.
Lector incansable,
sabía de arte, de literatura, de historia. Su labor de Mecenas, su Pinacoteca, su amor por
las Artes, ¡si su casa de San
Joaquín (Carlos Valdovinos), centro de las reuniónes familiares, llegó a ser prácticamente
un museo!
Muchas de esas pinturas
que él, durante años coleccionó, tuvieron que ser vendidas a lo que fuera, para
poder mantener a la familia en los años de la dictadura.
Julio ingresó al Partido
Socialista de Chile a los
pocos meses de ser éste fundado, guíando por el mismo camino a sus hermanos y demás
familiares. Debe ser esta una de las razones por las que se decía que un Palestro
era primero inscrito en el partido y luego en el registro civil.
A mediados de los
1930, los Palestro vivían cerca del Zanjón de la Agüada, zona que como decía Mario
Palestro „vivía la gente más pobre y olvidada de la mano de Dios“. ¡A Julio y a sus hermanos no les tenían que
contar lo que era la injusticia, la pobreza, el pasar hambre! Él y sus hermanos
lo veían y lo vivían día a día. De ahí la firmeza en sus principios y el
convencimiento absoluto en que lo único que podían perder eran las cadenas.
En 1938 es
elegido el primer Regidor socialista en San Miguel, luego pasaría a ser el primer
Alcalde del PS en esta Comuna proletaria. En lo partidario fue varias veces
miembro del Comité Central, miembro del Estado Mayor y Comisario Nacional de
las Milicias Socialistas.
Fue un militante que
cumplió siempre con las tareas que el Partido le encargó. Su cariño por su Partido Socialista
y SU Seccional 4 de Junio, una Seccional
con historia de lucha y nombre
de combate, lo llevaron a estar siempre en la primera línea.
Pero Julio
no era un hombre de la „vía violenta“, nunca lo había sido, lo que no lo transformaba
ni en un „reformista” y mucho menos en un „miedoso“. Sus armas eran los argumentos,
la palabra clara, la confianza en lo correcto de las ideas que sustentaba, la fuerza
del que se siente parte de una nueva historia nacida de la raíz
misma del pueblo.
Y esas armas
las empleó con todas sus consecuencias, transformándose en un líder indiscutido
y a la vez respetado y querido, por sus familiares, sus camaradas de partido, el
pueblo sanmiguelino y de la Zona Sur de Santiago e incluso por muchos de sus „contrincantes”
políticos.
Muchos hechos que
marcan a San Miguel y al movimiento obrero y popular están íntimamente ligados a
él. Grandes fueron sus aportes y logros en la educación, en el deporte, en el desarrollo
económico y social de la Comuna. La transformación de la Chacra Ochagavía, los avances
en el alumbrado público, la pavimentación y el alcantarillado y tantas otras
cosas.
Cultura y acción
política unidas en un mismo nombre, ¡JULIO!
La creación del Teatro Municipal y la Casa de la Cultura de San Miguel, con las
cuales se rompía el monopolio sobre la cultura ejercido por la podrida „élite“ reaccionaria,
estarán por siempre unidas a su nombre.
Ahí está la memorable toma de los terrenos donde se erigió valiente la Población
„La Victoria” y otras similares
ocurridas en tiempos en que él era Alcalde de la Comuna, para darle techo a miles de pobladores.
Julio y sus
hermanos hicieron de San Miguel un baluarte socialista y popular. Por eso era
lógico que la Seccional 4 de Junio fuera la más grande
del país, con miles de militantes. Y así también que ¡la mayor resistencia
durante la dictadura se diera en San Miguel!
Si San Miguel fue tempranamente una Comuna en donde
se podía vivir dignamente, fue también gracias al esfuerzo y dedicación de Julio
Palestro Rojas y sus hermanos Mario y Tito.
Y es que los Hermanos
Palestro, TODOS, fueron por su vida y su pensamiento, figuras, emblemáticas, símbolos
y expresión cabal del socialismo y del pueblo.
Al asumir Salvador Allende la presidencia de la República habló con mi
abuelo y le planteó que su deseo era que representara a Chile en Brasil como
embajador. Mi abuelo prefirió quedarse en Chile. Por su capacidad, el compañero
Allende le encomendó entonces la Gerencia de la Polla Chilena de Beneficencia, empresa
a la que modernizó e hizo más efectiva.
Tras el Golpe, los
criminales que se robarían luego medio país, intentaron montajes que vinieran en
detrimento de la altura moral y ética de Julio. Fracasaron rotundamente ya que bajo
su administración, en la Polla Chilena de Beneficiencia no se perdió ni un rollo
de papel higiénico! Mi abuelo, ¡mi Tata!, Julio Palestro
Rojas, fue un POLÍTICO de los que hoy escasean o sencillamente ya no hay. ¡Mi abuelo era un hombre bajito pero su estatura moral era la de un
gigante!
Para el
Golpe él se encontraba enfermo, aquejado de una diabetes crónica y de una gota que
le atormentaba y así vivió los momentos -pocos días serían- del „militante clandestino“.
Sin recursos, se ocultó a los ojos de los que estaban transformando a nuestra patria
en una gran cárcel e inmenso cementerio.
Me recuerdo
hoy, muy nítidamente, de aquel día, a mediados de septiembre de 1973, en que mi
abuelo pasaría a ser un “prisionero de guerra” más de la dictadura. Chile olía
a traición fascista pero también a dignidad y valentía allendista.
Me despedí de
él en el patio de una casa de una prima hermana de mi padre. Me entregó como recuerdo
una cajita en donde él guardaba su sacarina, como queriendo decir, ya no la voy
a necesitar……
Lo abracé, lloré
como niño que era y, a la vez, como hombre en el que muy prematuramente me estaban
obligando a convertirme. Le decía ADIOS a mi abuelo adorado, la persona que ha sido
mi guía y con quien todos los días de mi vida he mantenido un „diálogo cómplice
y silencioso”. Lo despedía hacia un futuro incierto. Varios años después lo volvería
a ver en Suecia.
Sufrió la Cárcel,
primero en la Escuela Militar y posteriormente en la Isla Dawson, luego estuvo con
arresto domiciliario. En junio de 1977, con la salud ya bastante deteriorada por
la falta de una adecuada atención médica, sale del país acompañado de sus hijos
menores y de su esposa y compañera, Ana Velásquez, mujer maravillosa y valiente,
que jamás se ha doblegado ante nada ni nadie.
El lugar de destino
y donde ya se encontraban dos de sus hijos (Gonzalo y Julio) era Suecia, país solidario
donde recibió asilo político
y vivió sus últimos días ocurrida el 31 de julio de 1979.
Sus grandes dolores
fueron ver a su familia acosada, perseguida y repartida por el mundo, así como a
su partido dividido. Su gran orgullo fue ver que en su familia, nadie abandonaba la lucha.
Cuando mi
abuelo emprendió su último viaje, yo me encontraba al otro lado del planeta, intentando
ser fiel a sus enseñanzas. ¡Como me duele el no haber podido estar junto a él en
ese momento!
Fue un padre cariñoso
y querendón, así como un abuelo incomparable. Sus nietos, los que tuvimos la suerte
de conocerlo, jamás lo hemos olvidado y lo sentimos presente a cada minuto, por
qué él, para nosotros, no ha muerto,
Hoy se ha de sentir
orgulloso, su legado y el de sus hermanos, quedaron para siempre presentes en la
historia y la
memoria de su
querido San Miguel.
¡Julio Palestro Rojas
es de los imprescindibles!
¡Julio Palestro Rojas
no ha muerto, él es de los hombres que nunca mueren!
¡Julio Palestro Rojas
jamás será olvidado!
¡Contra el presente
vergonzante, el socialismo surge ya!